Con los años he ido paulatinamente comprendiendo la frase de aquel sabio:
"Sólo sé que no sé nada".Me he dado cuenta de que mis creencias y mis ideas preconcebidas, mi manera de entender el mundo no deberían ser tan rígidas y que, como la madrastra de Blancanieves, probablemente el reflejo que me devuelve el espejo esté más que distorsionada.
Tal vez los "fallos" y los "errores" no sean siempre de los demás.
Tal vez sea hora ya de asumir responsabilidad en la propia vida, en lo que acontece y en lo que deja de acontecerme.
El culpar al otro no es más que una herencia del egocentrismo infantil que según los expertos definen las primeras etapas del desarrollo psicológico humano.
Tal vez sea hora de darse cuenta de que una no es el centro del universo, sino una parte más del mismo y que debe armonizar con él.
Tal vez sea hora de no frustrarse con las decisiones y con las acciones de los demás. De adoptar una posición más humilde, de no tratar siempre de tener razón ni dar por hecho que las opiniones que me contradicen son erróneas.
Tal vez sea hora de despojarse de la toga, el birrete y la maza de juez y empezar a ver a los otros como seres humanos, imperfectos como yo, con errores como yo, pero a la vez tambien maravillosos en su matices y dignos de ser comprendidos. Y dignos también de ser amados, de ser respetados y de hacer lo que se pueda para intentar hacerles la vida lo más feliz posible.
Me ha costado llegar hasta aquí, "pasar de curso", pero espero a partir de ahora "evolucionar favorablemente". Y si para ello tengo que repetir, repetiré las veces que haga falta, me daré cabezazos contra la pared si es preciso pero haré todo lo que pueda por aprender la lección. Por intentar ver lo bueno que la vida ofrece, por disfrutar momentos, por no recrearme en los momentos malos y luchar para estar bien, para ser feliz y para convertirme en una persona mejor.
Vale la pena intentarlo...
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