miércoles, 29 de diciembre de 2010

QUEJÁNDONOS (ME) DE VICIO...


En estas mini-vacaciones navideñas que estoy viviendo, en las que aprovecho para no hacer nada y levantarme tarde, pude ver el la TV una noticia que me conmovió.

Era la historia de un hombre de mediana edad que, como tantos otros españoles, había perdido su casa por impago y se vió forzado a vivir, literalmente, debajo de un puente.


Pues bien, la Junta de Andalucía, lugar donde "reside" el buen hombre, vió con malos ojos aquel asentamiento ilegal y decidió derribar su improvisada chabola.


El pobre hombre se sentía desesperado e indignado con los políticos, que preferían dejarlo a la intemperie antes de aceptar un daño estético de aquel calibre.


Y entonces, en plena denuncia televisiva, sucedió el "milagro". Una anciana llamó al programa de la TV donde se estaba emitiendo la noticia para ofrecerle su casa. Se sentía sola, afirmó. Al parecer tiene una hija de cuarenta años que desde que se separó de su marido, vive sumida en una depresión y ambas intentan seguir adelante.


Pero su madre, la "benefactora" en cuestión dice que no se siente con fuerzas para tirar con el carro sola, que necesita compañía, "alguien que le acompañe a la compra", según sus propias palabras, ya que su hija no está en condiciones de hacerlo.


Estaba viendo la TV y al ver la historia de nuestro desgraciado protagonista, se apiadó de él. "Pobrecito, ¡cómo lo van a dejar en la calle!". Desde hoy comparten piso. Y vida.


Es una historia de verdadera solidaridad. De "caridad" bien entendida. Sin necesidad de bancos, ni préstamos que te acribillen a intereses. Solidaridad humana, para con los semejantes. Y es que, al igual que somos capaces de cometer las mayores atrocidades del reino animal, también, cuando queremos, somos capaces de realizar los más nobles actos.

AÑO NUEVO.


Se acerca el año nuevo. 2011 ya. Ni más ni menos...
No soy mujer de marcarse propósitos cada 31 de diciembre, pero este año es diferente.
2011 será un año de decisiones. Me lo he propuesto.

El año acaba con un disgusto a nivel laboral. Rectifico. Con un revulsivo, una sacudida a nivel laboral que me ha servido para tomar conciencia. Conciencia de lo que vale la pena y de lo que no. De lo que realmente quiero y de lo que no (es curioso, al final, de la bronca con la "bicha malvada sin corazón" va a salir algo positivo).

Estuve seis años trabajando en un centro de menores en Ourense. Luego, se me terminó el contrato y me vine un añito a Pontevedra, al lado de casa. Y de nuevo vuelta a Ourense, al mismo centro y por un período que se prevé prolongado.

Y es increible como ese único año por mi tierra cambió mi lista de prioridades.

Me sirvió para apreciar lo bueno que es poder conciliar la vida laboral con la personal. Lo bueno que es salir de trabajar e ir a visitar a tu abuela, a tus padres, tomarte una clara con los colegas y dar un paseo nocturno a la orilla del río...

Por otro lado, he de decir que aquellos seis años en Ourense fueron fantásticos. Conseguí ir a trabajar sin apenas sentir que "iba a trabajar". Yo iba a pasar la tarde "con mis niños", a hacer cosas con ellos. Y en mis ratos libres, quedaba con amigas (amigas cuyas vidas se han ido complicando con trabajos, niños y cosas más importantes).

Podría volver a quedar con ellas, por supuesto, pero estoy desganada. Desmotivada. Sin ganas ni siquiera de intentarlo. Estos ocho meses que llevo desde mi vuelta no hago más que ver los "aspectos negativos" y sé que es una actitud infantil y que debería dar gracias por tener un buen trabajo en estos tiempos de crisis, pero, por otro lado, tambien creo que puede que sea el impulso, el empujón que me hace falta para ponerme a buscar aquello que anhelo.
Es como una etapa superada. Una etapa muy bonita, como la infancia, pero ahora estoy en otro punto e, igual que no me pondría de nuevo a jugar con muñecas (casi nunca, ejem), siento que volver al mismo lugar supone más un estancamiento o una regresión que un paso adelante.

Puede que me salga mal. O puede que no. Puede incluso que, si lo logro, después no me haga tan feliz como creo.

Conociéndome, puede que sea feliz asentándome en un sitio o puede que a los seis meses, decida dejarlo todo e irme a una selva perdida del amazonas.

Pero de eso va la vida, no?. Ensayo-Error. Caerse, levantarse, caminar, tropezar, acertar, volver a caer y de nuevo arriba...

No sé si es una locura lo que pienso o la idea más lúcida que he tenido nunca.

lunes, 27 de diciembre de 2010


Ayer, durante la cena, en una escena cotidiana y sin importancia, mi chico hizo un gesto con su cara.
Fué un gesto imperceptible, igual de intrascendente que la propia situación, pero lleno de significado para mí.
Fué un gesto que llevaba años sin verle, una mueca. Una especie de "tic" nervioso que exhibía incesantemente en los albores de nuestra relación, cuando luchaba por vencer su timidez extrema y conquistarme.
La primera vez que se lo ví, me hizo desconfiar, pues parecía un guiño de incomodidad, pero luego (al comprobar durante meses que era un gesto espontáneo que brotaba cada vez que intentaba "declararse"), me ganó su ternura.
La ternura que sigue desprendiendo por cada poro de su piel (casi siempre, ejem!)
El caso es que me gustó vérselo de nuevo. Y aunque ahora piensa que estoy loca, porque no pudo entender la enorme sonrisa que se dibujó en mi rostro sin motivo aparente, no pienso revelarle el secreto porque me gustaría ver ese gesto de nuevo tan espontáneo como siempre.
En fin, qué bien lo explica Amaral en su canción: "A veces te mataría y otras en cambio te quiero comer".

"Un mago nunca llega tarde. Ni pronto. Llega exactamente cuando se lo propone".
Gandalf a Frodo. "El señor de los anillos. La comunidad del anillo"
El otro día repusieron la película por la noche y recordé porqué me gustaba tanto...

viernes, 17 de diciembre de 2010


"Al cabo de un tiempo, empecé a considerar esa verdadera obsesión de ver películas como una forma de automedicación, un remedio homeopático para anestesiarse contra la necesidad de pensar en su futuro. No es lo mismo evadirse en una película que en un libro. Los libros obligan a dar algo a cambio, a utilizar la inteligencia y la imaginación, mientras que una película puede verse (e incluso disfrutarse)en un estado de irreflexiva pasividad".

Auster. "Un hombre en la oscuridad".

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Tajabone.


Hoy comienza el año para los musulmanes.
Ayer los senegaleses celebraron la fiesta de Tajabone, con una cena especial, muy copiosa especialmente para los/as más pequeños/as, ya que, según su tradición,por la noche un angel baja a preguntarles si se han portado bien, si han rezado, y también los pesa. Aquellos que pesan poco, los toma en sus brazos y se los lleva para siempre jamás.
También es la noche en la que Alá traza su plan para el año, y decide quienes se quedarán un año más en la tierra y quienes se marcharán.
No se toman uvas ni lentejas, sino un cous cous especial y la gente se disfraza(normalmente, los hombres se visten de mujer y las mujeres de hombre) y el año comienza con aire festivo y carnavalesco (se "travisten" tal vez para engañar al tajabone y que no se los lleve)
Toda esta celebración, se ve empañada en casa de mi novio pues hace más de 32 horas que no saben nada de su hermano, que salió de Senegal rumbo a España el martes por la noche en un vuelo con escala en Marruecos.
Toda su familia (la que vive en España y la que vive en Senegal)está con el alma en vilo, esperando que sea un despiste o una "macarrada" suya.
Queremos y esperamos que esté bien y que haya una feliz explicación para tanto silencio.
Y que pronto se puedan reír todos con esta anécdota. Inch Allah!