lunes, 8 de febrero de 2010

CONTRA LOS ABSOLUTISMOS...






















"Todas las religiones pueden aportar una contribución efectiva al beneficio de la humanidad. Todas han sido diseñadas para que la persona sea más feliz y para que el mundo sea un lugar mejor.
Somos cinco mil millones de seres humanos y, en cierto modo, creo que necesitamos cinco mil millones de religiones, tanta es la variedad de actitudes que encontramos. Estoy convencido de cada individuo debería embarcarse en el camino espiritual más adecuado a su disposición mental, su inclinación natural, temperamento, convicciones o antecedentes familiares y culturales.
Por mis convicciones, el budismo me parece lo más adecuado. Así que, por lo que a mí se refiere, he descubierto que el budismo es lo mejor. Pero eso no significa que lo sea para todo el mundo. Esto está claro y es definitivo. Estar convencido de que el budismo es lo mejor para todo el mundo sería una estupidez, porque las distintas personas tienen diferentes disposiciones mentales. La variedad de gentes exige una variedad de religiones. El propósito de estas es beneficiar a los seres humanos y creo que si solo tuvieramos una religión, al cabo de un tiempo, esta dejaría de ser beneficiosa. Si sólo hubiera un restaurante, por ejemplo, y allí sólo se sirviera un plato día tras día, serían muchísimos los clientes que dejarían de ir a él. La gente necesita y aprecia la diversidad en la comida porque hay gustos diferentes. Del mismo modo, las religiones tienen la intención de nutrir el espíritu humano. Creo que podemos celebrar esa diversidad de religiones y desarrollar un aprecio profundo por ella. Ciertas personas están convencidas de que el judaísmo, la fe cristiana o la fe islámica son las más efectivas para ellas. En consecuencia, tenemos que respetar y apreciar el valor de todas las confesiones religiosas del mundo."

Su Santidad Tenzin Gyatso.
Décimo cuarto Dalai Lama.


Sabias palabras del Dalai Lama que resultan inspiradoras y libres de acritud o enfado. Las tomo prestadas para cerrar el capítulo de lucha personal emprendida por mí hace unos meses como respuesta a "ciertas publicaciones" que ensalzan las bondades únicas y absolutas de la religión católica y que tildan de "personas light o sin valores" a los que nos atrevemos a cuestionar los dogmas de fe que intentan imponernos o a todos aquellos que piensan diferente.
Es una lucha esteril en la que ningún bando va a dar su brazo a torcer y de la que no se va a sacar ningún aprendizaje. Lucha en la que lo único que se obtiene es enfado y recelo hacia el otro y mayor reafirmación en las posiciones personales, con lo cual, resulta estúpido y agotador (para ambas posiciones) seguir "predicando en el desierto". Yo abandono la batalla. Que cada uno piense, diga o sienta lo que quiera. Está en su derecho.

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