lunes, 26 de abril de 2010

PALABRA DE DIOS


El domingo fuí a misa. No por propia voluntad ni por creencias personales, que se debaten entre el ateísmo y la incertidumbre de no entender por qué en momentos de apuro acabo recurriendo a la oración y a la súplica como vía de escape.

El caso es que fuí a misa porque dos niños me pidieron que los acompañase. Uno está a punto de hacer la primera comunión y quiere agradar al cura y la otra, de 17 años, simplemente no tenía nada mejor que hacer. Y después de casi un lustro sin pisar una iglesia, fué toda una experiencia para mí.

Lo primero que me llamó la atención fué la media de edad de los/as feligreses, que rozaba los ochenta. También había alguna persona joven y varios niños preparandose para su "gran día" (grande por los regalos, según manifestaban, no por ingresar en el club de los católicos recién comulgados).

Lógico, pensé, los tiempos han cambiado mucho y la iglesia no ha sabido seguirles el ritmo, no se ha adaptado y como una especie más del reino animal, al no evolucionar no logrará sobrevivir en el medio y acabará por extinguirse.

Pero al entrar, me llevé una ¿grata? sorpresa. Sí que ha evolucionado, al menos en lo que a la decoración se refiere. Aquel edificio otrora austero, gris y frío, se había convertido en un lugar más cálido y lleno de color. Las paredes eran de ladrillo al aire, cual loft de artista neoyorkino, una parte estaba pintado en color verde agua y otras combinaban el rosa palo con el azul celeste. Muy propio, pensé.

Presidiendo el recinto, y adelantándose incluso al altar mayor, se levantaba una cruz de cartón, coronada con una foto de Cristo y adornada por letras de purpurina rosa fucsia en la que rezaba el slogan de " El señor vive, ¡Aleluya!". Tal vez, en un intento desesperado por modernizarse, se han inspirado en la iglesia evangelista, que cada vez logra captar para sí más adeptos ya que claramente es más llamativa y entretenida que la nostálgica iglesia católica.

Pero lo que realmente me impactó fué la aparición del sacerdote.

Escoltado por dos imberbes monaguillos, hizo su triunfal entrada. Y no pude apartar de mi cínica mente las imágenes de aquella película de Almodovar en la que los representantes de dios en la tierra saciaban sus instintos más bajos sobre los muslos y contramuslos de los jóvenes a los que instruían. Sé que es un pensamiento muy simple e incluso, dado el momento actual, puede sonar a tópico, pero no puede evitarlo en un primer momento. Hasta que otro hecho atrajo poderosamente mi atención: el cura no vestía la tradicional sotana; digna y orgullosa, y que le confería un aire de superioridad sobre el resto de los visitantes del sagrado recinto.

Este al menos, vestía una túnica blanca, de tela de saco que llevaba impresa a la altura del pecho un diseño alusivo al Xacobeo. Que una ya no sabía si iba a oficiar la misa o a participar en el mundial de Sudáfrica. Debe ser cierto que la iglesia va de capa caída cuando tiene que echar mano de estrategias de marketing tan poco imaginativas.

Pero lo mejor estaba por llegar: la santa misa. Que no hay santo dios que la entienda. Y mira que lo he intentado. Me concentré todo lo que pude para captar las metáforas y las parábolas, para entender el mensaje subliminal que subyace en las escrituras, pero no entendí nada.

Todo eran alusiones al rebaño que debe seguir al pastor (pasandose la democracia y las capacidades individuales por el arco de triunfo), de escuchar llamadas en tu interior y obedecerlas (que eso, después de estudiar cinco años a los grandes de la psicología moderna, una sabe que no es muy recomendable... no se puede hacer caso a todas las voces que resuenen en la cabeza!!) y de repetir una y otra vez sin cesar, para que quede bien clarito, que todo se debe hacer sin rechistar y sin cuestionamientos, porque es "palabra de dios".

En fin, que en eso no han cambiado mucho. Y por eso exactamente dejé de ir a misa hace muchos años. Y de creer en la iglesia. Y solo la sonrisa de un niño es capaz de sobornarme para volver a entrar. Bueno, eso o la boda de algún amigo. O más tristemente, algún funeral.

Pero lo mejor de lo mejor se reservaba para el final, cuando a la niña de 17 años, tras escuchar pacientemente la disertación del cura, le sobrevino su primera duda teológica. Duda que no vaciló en exponer en voz alta (demasiado alta para un recinto con tan buena audición). Me dijo fijando su mirara en el crucifijo que nos observaba, -"Oye Ana, ¿y si este tío nunca existió y estamos todos aquí haciendo el gilipollas?"

Traté de explicarle que científicamente parecía probada la existencia de Jesús, pero ya era demasiado tarde. Las beatas de la primera fila nos miraban amenazantes y tuvimos que salir por patas. Cual mercaderes expulsados del templo. Palabra de dios.


3 comentarios:

  1. Hola Ana!!
    Cuando en la lista de lectura he visto el crucifijo he dicho ostrassss si yo juraría que pensábamos parecido (aunque tampoco recuerdo por qué) y al leer el post me he reído un montón, tienes toda la razón del mundo, no hay cosa que no consiga la sonrisa de un niño, en mi caso hasta que vaya al parque a los columpios y mira que no me gusta nada soy alérgica a las picaduras y siempre estoy pendiente de los bichos.

    El caso es que no voy a misa hace mmm seguramente es exagerado si digo que desde la comunión, que no me quedó más huevos que hacer, pero casi casi.

    Estoy de acuerdo en todo lo que dices!! Como anticlero declarada q soy no podia ser de otra manera, un beso!! y qué lista la niña!! jajajaja!!

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  2. Vir!!! Me encanta tu blog!! El otro día intenté dejarte un comentario a continuación del tuyo, pero se me puso loco el ordenata!!
    Esto de la iglesia, ya lo decía Don Quijote, con quienes hemos topado, pero bueno, lo cierto es que me reí un rato.
    Ocurrió otra anecdota que se me olvidó contar. La niña, aburrida como una ostra, cuando el cura empieza a repartir ostias (siento lo mal que suena, pero es así, no?, y ve la enorme cantidad de gente que se acerca y que luego para el vino se quedó solo el cura, suelta en un tono perfectamente audible para las filas que nos rodeaban: "Qué morro, las ostias las comparte pero el vino se lo bebe todo él".
    Para acabar de arreglarlo, inconsciente de mí, solo se me ocurre corregirla diciendole, "Si hombre, a ver si te piensas que esto es un botellón"
    La carcajada que soltó fué tan fuerte que el cura nos fulminó con la mirada allí mismo... En fin, toda una aventura esto de ir a misa de 12... Hay que intentar ver el lado cómico de la vida!!
    Un besazo y que sepas que estoy encantada de que hayas entrado en mi blog y en mi vida!!!
    Ah! y, arriba Garzón!!!!

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  3. Tíaaaa pero esa niña es un crack!!!!

    Mira yo recuerdo una comunión precisamente en galicia donde los niños se ponían al sol en una plaza mientras el cura daba un discurso o sermón o como se diga y no lo olvidaré nunca, los niños con una insolación que te lo juro que me estaba subiendo una cosa por dentro que por poco exploto y el cura con un monaguillo al lado que le tapaba con un paraguas!!

    NO-PUEDO-CON-ELLOS!!! Sus posturas en cuanto a la pederastia, el uso de preservativos en África.. si es que están de mierda hasta arriba desde los tiempos de la Inquisición, y sin olvidar que en ninguna parte de la biblia se los nombra, pero si nisiquera Jesús (que como bien dices como personaje histórico está demostrado que existió), pues ni siquiera él fue sacerdote ni ninguno de sus discípulos!! Pero de dónde ha salido esta gente!

    Donde están mis seguidores te recomiendo que mires el de luis, el chico que está al lado tuyo q es un chico que le gusta leer y comentar y da gusto con él, y el de El Detestón. Así entre nosotras, el resto sólo hacen bulto porque me apuesto una teta a que ni leen ni naaaa, un besoooo!!!!

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