Cuando muere una flor no sufrís mucho porque comprendéis que las flores son impermanentes.
Pero no podéis aceptar la impermanencia de vuestra amada, y sufrís profundamente cuando se va.
Si examináis profundamente la impermanencia, haréis lo mejor posible por hacerla feliz ahora mismo.
Comprendiendo la impermanencia os volvéis positivos, amorosos y sabios.
La impermanencia es una buena noticia. Sin impermanencia nada sería posible.
Con impermanencia toda puerta está abierta al cambio.
En vez de lamentarse deberíamos decir: "¡Larga vida a la impermanencia!".
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