Estoy viviendo una época en la que siempre acabo viendo el vaso medio vacío.
No tengo razones "objetivas" para sentirme mal, tengo salud, amor y dinero (bueno, de esto último voy un poco justa) pero lo cierto es que la melancolía parece haberse instalado conmigo en mi nuevo ático de alquiler y es una inquilina difícil de desalojar.
Estoy en un lugar conocido y amado para mí, realizando un trabajo que me gusta y con unos compañeros que son lo mejor de lo mejor, pero me empeño en centrarme en lo que me falta.
Sé que es ñoñería y tontería mía y que tengo que sacarmela de encima sacudiéndome como un perro recién mojado, pero me está costando más de lo que quisiera. ¿Será que me he hecho mayor y que cada vez llevo peor los cambios?, ¿Se habrá muerto mi espíritu aventurero?. No puede ser...
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