Desde niña me he sentido atraída por el estudio de diferentes culturas. Recuerdo aquellas películas antediluvianas de indios y vaqueros que daban los sábados por la tarde en la primera (y cuasi única) cadena. Era sin duda uno de los momentos mágicos de la semana. Recuerdo que mi hermano, un vecino de mi edad y yo nos sentábamos embobados delante del TV y que, mientras ellos dos jaleaban a los vaqueros, "los buenos", yo soñaba con irme a vivir con aquellos hombres que montaban sus caballos sin silla y que vestían aquellos penachos llenos de plumas de águila y que corrían semidesnudos y descalzos por las enormes praderas.
No entendía porque siempre se les atribuía el papel de los malos, de los desalamados, de los que arrancaban las cabelleras y con la justificación de que constituían un peligro permanente, eran masacrados sin piedad.
Películas aparte, que todos sabemos ya que al final el que tiene pasta es el que gana y el que no la tiene y/o pertenence a alguna minoría étnica acaba, o bien pasando por el aro, adaptándose a la mayoría y reservando sus "peculiaridades" a la esfera privada, o bien siendo exterminada por el brazo armado del poder.
Los penachos indios se han usado y se usan en atuendos para diferenciar los status religiosos, sociales y rituales fundamentalmente.
Como técnia ornamental, en este arte plumario, se usaban plumas de distintas aves. Fué empleado por la mayoría de las culturas indigenas americanas para la elaboración de brazaletes, tocados, instrumentos musicales y todo tipo de objetos.
Los penachos prehispánicos se utilizaban para las danzas de diferentes grupos, manifestaciones de carácter ritual que comunicaban relaciones simbólicas como la permanencia en un grupo cultural.
La pluma significaba sabiduría, pero sabiduría del ser humano completo, haciendo referencia al valor y al respeto.
Dentro de la infinidad de tribus de indios americanos, solo las tribus de las Praderas eran las que utilizaban los grandes cascos con pumas de águila.
La cinta con plumas de los indios de los Bosques se diferenciaban de las de los Pieles Rojas de las Llanuras en que sus plumas se llevaban erectas en lugar de caídas hacia atrás, carecían de cola y no eran plumas de águila sino de otros animales (pavo, grulla, garza)
El penacho en las tribus de las Praderas tenía un gran valor por su pretendido poder sagrado y curativo, protegía al portador durante los combates.
En tiempos antiguos era necesario que la tribu diera su consentimiento para usarlo por un guerrero, haciendose acreededor del respeto de los hombres más preeminentes de la tribu, pues había logrado grandes honores en la guerra o coups.
El mayor de los honores en batalla era aquel que tocaba (era mayor honor tocar que matar) a un enemigo vivo con las manos desnudas o con algún objeto que llevara en ellas.
Tambien era un elevado honor tocar el primero a un enemigo caído (para hacerlo habia que estar en vanguardia)
El águila era la más iportante de las aves, con un gran poder en la guerra, se ganaba una pluma de águila por cada coup. Un honor de menor importancia era coger un escudo o un fusil y matar o escalpar a uno de sus enemigos.
Qué interesante! A mí me atraen muchísimo más los indios que los vaqueros, dónde va a parar. Pero es que siempre me he identificado más con los grupos pequeños, con el débil por decirlo de alguna manera, porque a mí me han discriminado tela pero yo tengo una vida interior que ya quisieran muchos.
ResponderEliminarLa pena es que prácticamente no quedan ya indios salvo algunas reservas en eeuu, ains los gringos que asco.
Un beso!!
He visto una vida anterior en la que era una india siox y vivía de forma nómada entre Arizona, Colorado y Nevada. Fue muy interesante.
ResponderEliminar