Este acontecimiento marca el final del invierno y la tierra se prepara a recibir las semillas que fructificarán en verano. El día y la noche están en perfecto equilibrio. El dios de la luz, venciendo a su gemelo el dios de la oscuridad, asciende radiante por el firmamento. Es el equinoccio de primavera.
En algunas islas británicas este día se festeja como el primero del año, debido a que el Sol entra en el signo de Aries.
Las semillas, una vez transcurrido el tiempo, salen de su letargo, como resucitando al calor de la luz solar. Las horas de luz y oscuridad están equiparadas, hay un equilibrio entre el interior y el exterior como todo cuando comienza, hay orden.
Los celtas y las culturas paganas decían que en el amanecer del equinoccio, un conejo blanco surgía de la espesura de los bosques y enterraba huevos de oro en los huecos de los árboles. Aquel que lo encontrara estaría en posesión de la abundancia durante todo el año. Suele ser buen momento para recorrer la naturaleza y, sobre todo, para dejar atrás todas aquellas cosas que nos molestan en nuestro progreso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario