María Victoria Moreno
(1941 - 2005)Esta mañana, caminando por Pontevedra, he visto una placa con tu nombre.
Un pequeño homenaje de tu ciudad de acogida.
Y me acordé de ti. De hecho, me he acordado de tí en numerosas ocasiones a lo largo de los años.
Tuve el privilegio de ser tu alumna.
Y tengo muchas cosas que agradecerte.
Tengo que agradecerte que me enseñases a ver la poesía con otros ojos. Que me enseñases a respirar la libertad en los versos de Espronceda (y a desear secretamente convertirme en pirata!).
Tengo que agradecerte el consejo que nos diste y que he usado en mi carrera como educadora:
"No os limiteis a memorizar datos, leed la vida del autor y así podreis entender su obra"Tengo que reconocer apenada que desconozco por completo tu obra (aunque prometo que esto cambiará proximamente). También desconozco tu vida, pero los inevitables rumores que sobrevuelan por una ciudad tan pequeña como esta, apuntaban a que tus últimos años fueron bastante duros.
Mucho más duros de los que se merece una persona tan sensible y creativa.
Te recuerdo radiante, rociandonos con tu perfume en una mañana de primavera.
Eras una maestra dulce y paciente, que sabía motivarnos resaltando nuestros logros y que nos corregía con una sonrisa y una palabra amable.
También te recuerdo paseando por Pontevedra, acompañada por tu perro. Entrando en librerías y saludando a tus antiguos alumnos con verdadera alegría e interés por saber de nuestra vida.
Pienso en todos los docentes que he tenido a lo largo de mi abultada y contínua formación y de pocos conservo un recuerdo tan dulce y perenne. No es fácil ser profesor. No es facil saber llegar así a las personas. Tú no eras una mera transmisora de conocimientos. Tu amabas la literatura y sabías compartir con nosotros ese amor. Eso marcó la diferencia.
Espero que donde quiera que estés puedas
navegar sin temor,y que ningún enemigo navío, ni tormenta,ni bonanza alcance a torcer tu rumbo ni a sujetar tu valor.
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