Según la tradición judeo-cristiana, el 1 de enero coincide con la circuncisión de Cristo (ocho días después de su nacimiento), cuando recibe el nombre de Jesús, como afirma el Evangelio de Lucas.
En cambio, las celebraciones de la religión musulmanas no son muy frecuentes. Refuerzan mucho la vida familiar y social, además de conmemorar los episodios de la religión más importantes. Varían mucho de unos países a otros tanto en el número y la forma. En el año nuevo musulmán (Muharraq), el primer día del año nuevo no trabajan y recuerdan la hégira o éxodo del profeta Mahoma y de sus compañeros.
La Celebración de Rosh Hashaná o año Nuevo para el pueblo judío es el 12 de septiembre, se encienden las velas y se recitan las bendiciones correspondientes. Al día siguiente, el primer día del año, antes del encendido de las velas, se coloca en la mesa una fruta nueva de estación y, en el momento de recitar la bendición, se tiene presente mentalmente esa nueva fruta. La primera noche de Rosh Hashaná es costumbre desearse mutuamente: Leshná Tová Tikatev Vetejatem, que significa: Para un buen año, que sea inscripto/a y sellado/a. Durante la comida se sirven alimentos que simbolicen la dulzura y la abundancia. Durante la noche, se moja la Jalá o pan trenzado en miel, luego se come un trozo de manzana mojado también en miel mientras se profieren bendiciones y buenos augurios. También, se acostumbra ir a una fuente de agua natural, río o mar y recitar textos sagrados. El agua simboliza la bondad de Dios; los peces representan los ojos del Creador, que siempre se encuentran abiertos velando por sus creaciones. Esta costumbre tiene como objetivo despertar la Misericordia Divina y simboliza el deshacerse de los pecados. Otras costumbres incluyen comer la cabeza de un pescado, granadas y zanahorias.
Otras celebraciones del Año Nuevo están ligadas a historias de amor. Por ejemplo, el año nuevo en Etiopía o Enkutatash, que significa “el regalo de joyas”, se remonta a la famosa reina de Shabba cuando fue a visitar al Rey Salomón en Jerusalén. Él, enamorado de ella, la recibió repletándola de tesoros y joyas.
El año nuevo chino o año del Tigre, “2010”, será el año donde la fortaleza prevalecerá, siendo la característica fundamental de este signo el orgullo.
Las cosmovisiones de la religión de los pueblos originarios y la renovación de los ciclos naturales.Con ceremonias de purificación, los mapuches, uno de los principales pueblos originario de Argentina y Chile, celebran el We Tripantu durante el solsticio de invierno, el Año Nuevo indígena. Uno de los tres grandes ritos de esta nación, que ha demostrado una férrea voluntad de permanencia e identidad, frente a la cultura occidental. La celebración comienza la noche del 23 de junio, con una reunión familiar, en la que se cuentan historias tradicionales de la familia, como preparación de la salida del Sol, el 24. En el período de epewun, que es antes de la amanecida, hombres, mujeres y niños e invitados concurren al río, vertiente o estero más cercano a bañarse y esperar la nueva salida del sol con el cuerpo y el espíritu renovado y limpio y sintiendo la fuerza de Gnechen,el Dios creador.
Para la misma época del año, en los Andes centrales, antiguamente se celebraba la fiesta de adoración al Dios Sol entre los pueblos que componían el antiguo Imperio Inka o Tawantinsuyu (hoy las naciones Bolivia, Perú y Ecuador principalmente). Es un culto a la fertilidad simbolizada a través de la importancia del maíz dentro de la vida andina. En la religión inka, las ofrendas eran vino de maíz,como símbolo de arrepentimiento y entrega de su voluntad al sol. Por eso junio es el mes especial en el que el sol bajaba a beber el vino de maíz junto con el inca y llevaba las peticiones de los hombres a Pachacamac, su dios soberano y creador.
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