lunes, 14 de junio de 2010

ME GUSTA TENER PIOJOS...


Aunque no os lo creais, esta fué la respuesta que me dió una de las niñas de mi centro hace unos días mientras intentaba liberarla de la tortura de convivir con estos molestos inquilinos a base de remedios caseros.

Su respuesta me dejó perpleja. -¿Cómo te puede gustar tener piojos?, pregunté.
-No sé, contestó,-Me he acostumbrado a tenerlos.

En el momento no me dió tiempo a procesar aquella información, pero después de darle vueltas, no me pareció tan raro que me dijese aquello.

Si os fijais, en la vida diaria, mantenemos relaciones y afrontamos situaciones incómodas, molestas y que no nos agradan, pero a las que nunca ponemos fin y que perpetuamos sin saber muy bien por qué.

Tal vez en el fondo seamos un poco masoquistas y necesitemos ese clavo clavado en el corazón que, como bien decía la gran Rosalía, cuando te lo arrancan dejas de sentir dolor, pero en su lugar se instala un enorme vacío...

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