
Qué me deparará ahora el destino... andaremos y veremos... No quiero parecer superficial y más en estos tiempos en que tantas personas pierden sus empleos y no ven salida, con hijos y/o hipotecas a cargo. Yo hablo desde mis circunstancias y desde tales me planteo el cambio como un reto, no como una pérdida. Cierto es que me había acostumbrado a esta relativa estabilidad, a esta tranquilidad de vivir a 10 minutos (8 los días en los que piso el acelerador), en un piso sin cargas (para mí... Si mi pobre padre hablara!!!) y a no tener mayor preocupación que la de saber si ponerme o no tacones hoy para ir a trabajar. Nunca había tenido un trabajo tan bueno, en cuanto a libertad de acción y tranquilidad. Pero la vida me recuerda una vez más que ella es cambio y que tenemos que tomarla tal y como viene (con lo bueno y con lo malo). Y esto, al fin y al cabo, solo es trabajo...
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