Tengo a dos de mis chicas favoritas perdidas por el ancho mundo...
Bueno, por la ancha Europa, más exactamente..
Una, correteando por los Alpes y disfrutando de la familia (que una vez al año no hace daño) cual Heidi del S.XXI, respirando aire puro, aire sin contaminar de stress, de hipotecas y de trabajos (que buena falta le hace!!)
Y la otra, haciendo realidad uno de los clichés más románticos y almibarados de nuestros tiempos: fin de semana en París con su amor... (Ojo! que todos sabemos dónde se encargan los niños, eh?) Y mientras tanto, la pobre Ana, en lugares comunes como estos, vigilando el fuerte para que cuando regresen encuentren todo en su lugar.., suspirando por perderse en una isla tropical (no desierta, por dios!, sino llena de gente divertida), bailando en la arena un reagge bajo la sombra de una palmera y desconectando del mundanal ruido.. pero bueno, mientras espero, agradezco noches de tormenta como la de ayer, que resultan excepcionales y también nos alejan de la rutina..
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