
Con estas palabras, pronunciadas ante el numeroso público en Arizona, el Dalai Lama abordó el núcleo de su mensaje. Pero la afirmación de que el propósito de la vida es la felicidad me planteó una cuestión.
Más tarde, cuando nos hallábamos a solas, le pregunté:
-"¿Es usted feliz?"
-"Sí, me contestó, y, tras una pausa, añadió: -Sí... definitivamente".
No hay comentarios:
Publicar un comentario