

Edward J. Smith, Capitán del Titanic, tenía 43 años de experiencia en su contra...
Este no es un alegato a la juventud y a la inexperiencia, es solo una reflexión de como en ocasiones, mantenernos inamovibles en nuestras propias convicciones, en nuestras creencias y no ser permeables al cambio, no estar dispuestos a escuchar nuevas propuestas, a aprender de los demás, puede tener consecuencias desastrosas...
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